miércoles, 20 de julio de 2011

Vagabundo

Amparado
entre dos semáforos
he varado
mi existencia
de la palma que estruja
y acaricia
la moneda
que me regala el miedo
de reflejar mis ojos
en tu cara.
Mientras en las afueras
Los discursos llueven entre palomas grises,
Y el frío y el hambre, se han encaramado en los montes,
Adentro, en sillones de colores,
Se sientan a sorbetear el café entre besos y espaldarazos,
Como si ya no fuera mucho la risa que ensordece
Y la aguda lástima de quienes han olvidado sus pestañas,
Y es triste y enrabía,
Porque mientras en la cola de la serpiente,
Los miles levantan los puños y los fotógrafos
Los retratan como frías escamas,
Adelante,
Junto con la venenosa lengua,
Los líderes posan como si pusieran el pecho
En la vanguardia,
Pero sabiendo que antes del primer balazo,
Se les abrirán las puertas, donde les esperan sus similares más viejos,
Ahí conversan, se sonríen,
Y divagan en acuerdos que no recuerdan,
Y se ofrecen admiración, buenas intenciones,
Abrazos de entendimiento,
Mientras en las afueras,
Sus inferiores,
Se envían saludos de piedras y gases,
Recapitulando el pasado,
Sin entender la forma en que se avecina el futuro.
Son miles
Pero adentro no son más de diez,
Y claro que todo empieza a darse vuelta
Cuando los líderes salen en astas
Imaginando cuántos escalones han subido en el partido
Y sin pensar cuántos cuellos
Sueños
Se han quebrado,
Al rodar por esos mismos escalones,
Pero hacia abajo.

viernes, 15 de julio de 2011

Latinoamérica

Cuando reventó la bolsa
y la cascada de fluidos
sangrientos
convocó
el primer grito de dolor
de tu madre,
comenzó tu saludo rebelde
de presentarte sin reverencias
ante el nuevo mundo.
Ya poco después
dejaste atrás
la somnolencia acuosa
y saliste de esa vulva magullada
que nunca se preocupó de cicatrices.
Ahora
sólo falta
que tus doctores corten el cordón
para que puedas lucir
un hermoso ombligo,
al momento
en que de pronto,
te de por abandonar la sala de parto,
caminando
en tu exquisita soledad.