sábado, 13 de diciembre de 2008

Liturgia


El problema fue que Jesús no medía más de 50 cms. Y tenía sed, y tenía agonía, y era de yeso y no habían milagros.

Sus apóstoles lo mirábamos fieles a la pasión por el perdón, directo a ese mutilado cuerpo de yeso en su crucecita de madera con su INRI de loza, con su dolor de imagen cansada. Jesús nos miraba.

La luz de la vieja iglesia irrumpió en un desenfrenado colapso y se canceló por tres días de amargura, espera y esperanza. La luz se hizo otra vez y las puertas del templo se reabrieron para los fieles sedientos de fe.

El problema fue que Jesús no medía más de 50 cms.

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